La civilización egipcia era rica en simbología no sólo porque tenían su conciencia abierta al plano arquetípico sino porque conocían las leyes de la resonancia y la Vibración. Así, tal y como Schwaller de Lubicz intuyó a raíz de sus investigaciones en el país de los faraones, esta civilización con sus construcciones, buscaba crear resonancias entre lo humano y lo transcendental, lo micro y lo macrocósmico. El templo del Hombre, en Luxor sería uno de sus máximos exponentes.
Esta sabiduría ha quedado impregnada en los péndulos llamados egipcios que hoy en día se fabrican. Conscientes o no de ello, los laboratorios radiestésicos que copian sus formas estarían reproduciendo antiguos códigos basados en las leyes de la similitud para establecer conexiones entre el mundo visible e invisible.
He aquí en esta imagen un pequeño esbozo de algunos de los misterios del péndulo llamado Karnak, o péndulo egipcio según otros fabricantes.