Un péndulo es un objeto de peso que cuelga de una cuerda o cordón y que por las leyes de la física, oscila al ser suspendido en el aire realizando una serie de movimientos llamados pendulares. La radiestesia, es el término más conocido hoy en día para referirnos al arte de utilizar el péndulo y otras herramientas con similares funciones como las varillas, palos y antenas, para acceder a una información que normalmente no es accesible mediante los cinco sentidos del ser humano. Estos objetos han acompañado a la Humanidad desde hace miles de años. Todavía hoy, siguen despertando la imaginación y el anhelo explorador de muchas personas que han hecho de la radiestesia su hobby, su pasión y hasta su profesión. Cada día, en este campo se están realizando nuevos descubrimientos, ya sea en el diseño de nuevas herramientas como nueva información práctica que amplia las capacidades radiestésicas o el acceso a información sutil. Se trata de un arte que está muy vivo y entorno al cuál, se reunen personas con grandes cualidades con un objetivo común: explorar más allá de las fronteras de lo Conocido.
Su uso se conoce desde la Antigüedad e importantes civilizaciones como la egipcia los emplearon a tenor de los descubrimientos de varias de estas piezas en el Valle de los Reyes como este péndulo en cerámica de gres denominado «el péndulo egipcio». Los egipcios pudieron servirse de ellos para decidir el emplazamiento idóneo de sus edificios, determinar medidas, proporciones o cualidades vibratorias de lugares, espacios y objetos. Igualmante, los emplearon para transmitir, emitir determinadas ondas de forma que produjesen resultados vibratorios concretos para prolongar la salud, favorecer un proceso de descomposición o momificación. Hoy en día las antiguas enseñanzas egipcias basadas en la capacidad transformadora que tienen determinados péndulos, están siendo reformuladas para convertir ese arte en una nueva ciencia de la arquitectura, la geometría de las formas, la geobiología y la salud. Las investigaciones de la radiestesia moderna, están encaminándose entre otros, a dar respuesta al creciente y preocupante fenómeno del estrés tecnológico, el electro-smog, y el agravamiento del estrés geopático debido a la introduccion en nuestros paisajes urbanos y rurales de nuevas fuentes de contaminación electro-magnética.
Los péndulos están muy conectados con el uso de varillas o varas pues con ellos se pueden obtener informaciones de una forma similar. Ya en tiempos de la Biblia se mencionan casos que podríamos atribuir a formas antiguas de radiestesia o rabdomancia (la capacidad de descubrir información no visible al ojo humano pero que sin embargo puede ser real y medible cualitativa y cuantitativamente). Así, nos cuenta la Biblia, Moisés golpeó con su vara la piedra de Horeb y descubrió una fuente de agua. En otro pasaje de la Biblia, Oseas menciona «mi pueblo pregunta a los leños y sus palos les hacen revelaciones«.
Siglos más tarde, los religiosos europeos enviados a las lejanas tierras de América, Africa y Asia, recurrieron a la radiestesia para localizar in situ, las plantas autóctonas que les ayudarían a aliviar sus dolencias. Muchos de los grandes radiestesistas clásicos formaron parte del clero como el Padre Mermet, Bouly o en tiempos modernos el radiestesista jesuita Jose María Pilón. La misma palabra «radiestesia» (percepción de las radiaciones) fue acuñada por primera vez por el padre Bouly en los años veinte del siglo pasado.
En 1400 la adivinación mediante técnicas radiestésicas era llamada en latín “Virgula divine”, adivinación mediante una vara. En inglés el término “dowsing rod” vara radiestésica, fue empleado en 1650 por el filosofo inglés John Locke refiriéndose a la capacidad de encontrar agua y otros metales mediante el uso de una vara, un término que dijo haber cogido del antiguo inglés que se hablaba en el condado de Cornuailles donde “dewsys” significaba Diosa, y “rod” significaba vara, rama de árbol. En Reino Unido entre 1700 y 1800 numerosos libros fueron escritos haciendo referencia a la radiestesia en el ámbito de la minería, como una ayuda para encontrar metales.
Encontrar objetos, realizar predicciones, encontrar causas y remedios, la radiestesia antigua y moderna, tiene dos grandes ramas que a menudo se entrecruzan: La radiestesia mental y la radiestesia físico-microvibratoria. Hoy comienza a entrar en uso una nueva expresión, la «radiestesia cualitativa», aquella que mide la cualidad de los objetos y es capaz de realizar correcciones y transformaciones para mejorar tanto los espacios físicos como el bienestar de las personas, plantas y animales.
La radiestesia mental o psíquica
A lo largo de los siglos diferentes tipos de personas han empleado estas herramientas (varas, palos, péndulos) como extensiones físicas de sus capacidades psíquicas. Brujos, chamanes, adivinos, clarividentes que emplean el péndulo como una extensión de sus capacidades intuitivas entrarían en esta categoría, practicando la radiestesia mental o psíquica. Con esta modalidad el practicante se conecta con planos sutiles de existencia para recibir información. De ahí la posibilidad de grandes errores o grandes aciertos, dependiendo de la capacidad de conectar de la persona a fuentes veraces de información así como su estado de claridad y estabilidad mental-emocional y espiritual. (Todos los radiestesistas emplean la radiestesia mental en mayor o menor grado pues es imprescindible en muchas ocasiones aunque solo sea debido al uso de convenciones mentales para trabajar con los péndulos, varas y demás instrumentos radiestésicos).
Esta forma puramente física utiliza el péndulo como un detector preciso de las vibraciones del espectro visible e invisible, entrando en reacción exclusivamente con una vibración acordada con anterioridad y resonando mediante la ley de la semejanza. (Objetos similares entrando en resonancia o en vibración entre sí). Es en este campo donde los investigadores franceses Belizal, Chaumery y Morel nos legaron sus interesantes descubrimientos en lo que dieron en llamar «radiestesia micro-vibratoria».
Su trabajo nos ha permitido comprender que se pueden fabricar instrumentos para medir especificamente las cualidades de determinadas radiaciones que emanan los lugares, objetos y seres vivos permitiéndonos «diagnosticar» el grado de equilibrio o desequilibrio presente en aquello que medimos. Igualmente, estos estudios y los que se han derivado después, permiten descubrir, diseñar y poner en práctica los mecanismos correctores que mejoren las condiciones generales de esos espacios, objetos y seres vivos.
Esta capacidad de medir que sólo dispone el ser humano entre las demás especies animales, está en la raíz de su capacidad de evolucionar tanto físicamente como mentalmente gracias a los resultados de estas mediciones y las soluciones puestas en práctica. Por ello, aunque la radiestesia nunca haya recibido el rango de «ciencia», ha sido considerada una pseudo-ciencia y ha contado entre sus filas con científicos del rango de Albert Einstein.
Hoy en día, existen varias áreas de trabajo donde la radiestesia está muy presente:
- En el campo de la Geobiología, una disciplina que busca detectar y corregir las consecuencias negativas para la salud de las radiaciones nocivas naturales (geopatías) y artificiales (electro-smog, nuevas tecnologías).
- En el campo de la radiestesia médica: disciplina que busca detectar y corregir los desequilibrios físicos, mentales y emocionales de las personas.
- En el campo de la investigación Bioenergética: disciplina que incluye aspectos de radiestesia médica y que busca detectar y corregir desequilibrios bio-energéticos, en la frontera entre el campo físico de las personas y sus cuerpos sutiles, incluyendo las dimensiones espirituales y la multidimensionalidad del ser humano.
- En el ámbito de disciplinas tales como el Feng Shui, el Vastu.
- Menos conocida la presencia radiestésica en el campo militar-policiaco, donde zahoríes y radiestesistas han sido requeridos puntualmente para resolver misterios, crímenes, desapariciones o para encontrar agua en el desierto.