Preciosa leyenda la del colibrí que nos invita a no desfallecer, a seguir sembrando la Luz haciendo nuestra contribución por mucho que la tarea parezca árdua, solitaria, ingrata, difícil, descorazonadora. Por mucho que los «haters» critiquen, por mucho que los pájaros de mal agüero intenten desanimarnos…
Como el colibrí… seguimos arrojando semillitas de Luz, gotitas de agua para apagar un incendio en el bosque aún cuando el resto de los animales de la foresta se miren desolados y pasivos sin osar poner de su parte como hace el colibrí… quizás. arrimando el «hombro» todos en el bosque podrían apagar el fuego… el fuego de los «no puedo», «no valgo», «no merezco» «¿qué hago yo aquí?», «¿para qué nací?»,»no se»….
Bienaventurados los osados colibríes que no vieron límite ni fronteras a sus acciones.
Bendiciones,
Barbara
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