La alquimia y la radiestesia se han interesado mucho por el oro. No hablamos sólo del oro que sirve de moneda de intercambio de bienes sino de la capacidad que tienen los seres y los objetos de emanar la sustancia divina del Oro.
Esa fue una de las bases de la ciencia del Faraón, practicada por sus sacerdotes en la Antigüedad: encontrar la fórmula de que la vida del Faraón emanase Oro, sus bienes, propiedades, su Gobierno y toda su nación.Existía una ciencia muy precisa, en Al Khem, el Egipto antiguo capaz de producir esa vibración-oro. Tenía sus leyes y sus formas especiales de ser generado. Las leyes de la vibración y la resonancia son grandes amigas y compañeras de quienes en el pasado trabajaron por crear ese oro tan especial y tan codiciado por gobernantes de otras naciones.
Tras la desaparición del Egipto Antiguo, la historia de la realeza ha perpetuado esa atracción por el Oro llenando los palacios de los gobernantes de objetos laminados en ese preciado metal. Por desgracia, las enseñanzas espirituales que permitían sostener esa vibración-oro fruto del trabajo interno y del esfuerzo desaparecieron practicamente. Las monarquías y gobiernos, presos de la codicia y del afán de acumular este metal, pervirtieron e invirtieron aún más el proceso. Atrás quedó el esfuerzo personal por elevar uno mismo su tasa vibratoria al tiempo que la avaricia terminaba justamente por corromper y generar mayor densidad a quienes se sentían frívolamente atraídos por todo lo que brilla.
Esta ciencia de producir Oro, era una ciencia espiritual y vibratoria. Estaba fundamentalmente basada en la capacidad individual de generar esa vibración mediante procesos de purificación intensos y mediante el conocimiento profundo de la naturaleza energética y vibratoria de las cosas. Así, quienes trabajaban internamente por cultivar esa vibración-oro, sabían recrearla y generarla mediante un trabajo de armonización de espacios, correcta construcción de muebles, objetos, decoración capaces de sostener esa vibración-oro en los templos y residencias particulares de estos iniciados.
El símbolo del escarabajo, que antiguamente representó el signo de Cáncer, esconde gran parte de este misterio. Fue este humilde signo el que llegaron a considerar la piedra angular del templo, la piedra que sujetaba la bóveda sobre la cuál descansaban los dos pilares. Y es que en la lección vital de Cáncer, el escarabajo se oculta parte del misterio de la Iniciación de quienes caminaron en busca de la sublimación de si mismos, de su civilización, del plomo al Oro.
En Baj-Pendulos trabajamos por ofrecer esta vibración-oro en nuestros cursos y con las herramientas que ponemos al alcance del público. Disponemos de varios péndulos que emanan la vibración-oro en diferentes cualidades como el Péndulo Orme, (Oro Monoatómico, Polvo de oro blanco), el Péndulo Au (oro químico), y todos los péndulos chapados en Oro capaces de emitir la vibración-oro como el Hathor, Isis-Osiris 4 discos, 8+2, Isis-Osiris 3+3, Péndulo Espiral, Péndulo Eco, por ejemplo.
Pero es principalmente alentando a los practicantes de radiestesia para que usen este arte como trampolín para realizar el trabajo interno, la Gran Obra en su interior, como podemos estimular a que cada uno encuentre su forma particular para transformarse a sí mismo en el armónico más elevado del oro posible. En su alquímica destilación personal e intransferible. Fabricando su propio Oro interno mediante la transformación de su densidad, su sombra, su oscuridad, todo aquello no reconocido por si mismo y que busca ser integrado en el Ser.
Cuando la Gran obra está completa, alcanzamos Is-Is….La Que Es. El centro del círculo, la Eternidad. El proceso de transformación termina y todo lo que no es cae por su propio peso dejando intacto solo aquello que puramente Es.
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