Aparentamos estar perdidos en el laberinto de nuestras vidas.
Nuestros dramas se apoderan de nosotros amarrándonos con sus férreas cadenas a la historia que nos cuentan, a la silla que nos asignan con el rol en el que nos encasillan…es denso, está oscuro, aparentemente no sabemos como salir de ahí. Nos sentimos solos desamparados…nos damos pena…
miramos a nuestro alrededor a ver cómo están los demás, nos comparamos a este o a aquel, sin tener toda la información sobre ellos, solo miramos sus apariencias y en base a ello, dictaminamos que deben estar mejor que nosotros y aprovechamos ese dato para hundirnos un poco más en nuestra historia, nuestro drama…
Llega una solución nueva, un remedio y respiramos por un ratito la brisa del alivio… sentimos que por fin encontramos la solución a nuestros problemas para descubrir con tristeza al cabo del tiempo que lo que creímos ser la llave que ponga fin a nuestros males, perdió su lustro, perdió su brillo…
Entonces nos volvemos rencorosos y el pensamiento de ataque se dispara contra quien nos quiso vender la puerta de salida…y nuevamente volvemos a sentarnos en la silla de la victima de la que nunca nos levantamos, pegados como estamos con el pegamento de la pena que sentimos…
Y así se nos va la vida, una noria ilusoria que gira al ritmo de nuestros pensamientos, tan falsos como la historia que nos contamos… ¿Cuantas vidas llevamos así repitiendo el mismo runrún? diez?, doce? miles?…
Yo he contado las mías, y las he visto. Cambian los personajes ligeramente pero el drama es el mismo, se repite y se repite con una sola pregunta que El Ineflable te hace amorosamente: «¿LO VAS A CAMBIAR?
Solo tienes una pregunta clavada en tu frente con un post-it Divino que te pusiste tu mismo/a antes de encarnarte para que al mirarte en el espejo de tu vida pudieras leer una y otra vez… ¿Lo vas a cambiar?

Por que no es tu marido, ni tu madre, ni tu hijo ni tu sobrina… No es tu jefe, ni tu amante, ni tu hermana… no es tu cuerpo, ni tu falta de inteligencia…no es tu pobreza ni tu desempleo ni tu mala salud… eres tú olvidándote de quien eres y contándote historias de terror con las que te meces como una niña o un niño poniéndote nuevamente a dormir en el trance con el que eliges vivir, hipnotizada por tu propia historia…¿ LO VAS A CAMBIAR? Ahora… ¿en esta vida? ¿ o dentro de cien vidas? Poco importa seguirás encarnando aquí o en otros universos con ese mismo post-it escrito en la frente, por ti misma/o hasta el final de los tiempos. hasta que te canses y digas basta, ya no más, me quito la máscara, me bajo de la noria por fin seré sincera/o conmigo misma/o y dejaré de contarme cuentos…

Quien tu eres estuvo ahí contigo en todo momento, no pidas amor pues ERES AMOR, no pidas Luz pues ERES LUZ, no pidas claridad,pues ERES CLARIDAD… no pidas liberación pues ERES LA LIBERTAD…Permítete Ser…

Con amor,
Barbara Meneses

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